La calidad acústica y cómo repercute al espacio interior
La calidad acústica interior depende de la cantidad de sonido que se transmite al espacio y de cómo se controla. Lo que perciben nuestros oídos varía con respecto a los niveles de reverberación y absorción del espacio que nos rodea, y estos dos factores pueden evaluarse mediante la medición de los niveles de sonido y la acústica de la sala. El nivel de sonido se mide por los niveles de ruido de fondo frente a los niveles máximos de ruido, mientras que la acústica de la sala se mide según el tiempo de reverberación, el nivel de inteligibilidad y el nivel de privacidad. La unidad de medida de sonido más utilizada es el decibelio (dB) que determina las variaciones de presión. Los ciclos de vibración por segundo determinan el tono o la frecuencia, medida en hercios (Hz).
Es fundamental comprender que existen dos categorías técnicas utilizadas en la acústica: la insonorización y el tratamiento acústico. La insonorización significa "menos ruido" y el tratamiento significa "mejor sonido". Ambas categorías se pueden aplicar a muros, pisos y techos, dependiendo de los requerimientos del espacio interior. Si la idea es reducir el ruido que entra o sale de una habitación, se debe aumentar la masa estructural de los muros, pisos y techos, y sellar los espacios de aire de las ventanas y puertas. Pero si el propósito es crear un ambiente más agradable, con menos reverberación, lo que buscamos es absorber el sonido.
Cuando se trata de soluciones para pisos, el objetivo es insonorizar el espacio y no tratarlo acústicamente. Por lo general, los materiales de insonorización se instalan debajo de la superficie para reducir la cantidad de ruido que se emite, como por ejemplo, la lana ubicada bajo paneles de madera. En algunos proyectos, es posible instalar material fono absorbente –similar a las alfombras– como superficie decorativa final del piso.
Quizás la solución acústica más utilizada son los paneles de muro, y dado que las paredes ocupan una parte importante del espacio, habitualmente se combina la corrección acústica, la cancelación de ruido, la resistencia al impacto y un diseño atractivo. Al instalar absorbedores y difusores en muros, el nivel de ruido indeseable, como el eco y la reverberación, se reduce en gran medida, lo que hace que sea más cómodo ocupar el espacio durante más tiempo. En los restaurantes, por ejemplo, es probable que se produzcan interferencias de ruido excesivas debido a que varias personas hablan entre sí. Cuando el espacio es ruidoso, las personas se ven obligadas a hablar aún más alto para que puedan escucharse, lo que agrega más incomodidad al espacio. Cubrir las paredes con materiales que absorban el sonido, como madera y textiles, ayuda a reducir el ruido en circulación.